Los antiguos romanos eran un pueblo ante todo pragmático. Para ellos lo primordial era la expansión de su civilización, por ello daban una gran importancia a la ingeniería y las leyes. Por tanto, lógicamente, en la Roma republicana era señal de baja educación saber de arte. En la Verrina segunda Cicerón hablaba del arte de esta manera:
"Un Cupido de mármol, de Praxíteles (he aprendido los nombres de los artífices, como podéis comprender, al instruir las diligencias del proceso). El mismo artista, según creo, fue autor del Vupido que está en Tespias y por el que la gente visita aquel lugar, pues no hay en él otro motivo para hacerlo... Frente a ésta se encontraba un admirable Hércules de bronce, que decían obra de Mirón, creo yo... (consulta sus notas)..Sí, eso es... Llamaban Canéforas a estas estatuas, pero el autor, ¿quién era?, ¿quién decían que era? (Alguien se lo apunta) ¡Ah! Sí; dices bien; decían que era Policleto."
Sin embargo Cicerón sabía, y mucho, de arte. Traslademos esto a la actualidad. Ahora hay intelectuales que ,no sé si como pose o verdaderamente, se muestran completamente ignorantes en cuanto a materia deportiva. Ignorando una parte esencial de la cultura del siglo XX en adelante. Si bien es algo que ya parece ir remitiendo, al menos en el periodismo. Empieza a haber grandes columnistas políticos que también hacen opinión deportiva de muy alta calidad.
Sin embargo yo iba por otro lado. Hay una especie única en el periodismo patrio. Especie conformada por un solo individuo. La del periodista deportivo que pese a no tener ni idea de una gran cantidad de materias (entre ellas el arte) se las da de especialista en todas. Don Santiago Segurola.
Este buen hombre es capaz de pontificar sobre cualquier tema sin el más mínimo rubor y demostrando en cada ocasión que su ignorancia es tan enorme como su soberbia. Un día fue preguntado por La Vida De Brian y lo mejor que se le ocurrió decir sobre ella fue que se le cayó algo sobre la cabeza y no la vio. Brillante. En otra ocasión hizo una breve reseña radiofónica a una exposición antológica de Caravaggio. Imposible imaginar la sarta de simplezas que salieron por su boca.
Pero hay periodistas deportivos que ni siquiera saben de deporte, y no solo no saben de deporte sino que se burlan de los que sí saben. Se comportan como los alumnos populares de las películas americanas con respecto a los nerds. En ciertos programas radiofónicos no es extraño oir cosas como ésta: "Hala, se sabe el nombre del campeón de la Champions de Asia, ¡qué friky!" Y se ríen, encantados de su propia ignorancia. La mera idea de que haya medios donde se haga mofa de quien tiene conocimiento profundo de la materia que se da, me parece una vergüenza. Y de vergüenza es cómo consideran a sus oyentes si piensan que eso les gusta.
Para eso prefiero a alguien como Cicerón, que aunque disimule y diga no saber de arte (o deporte), al menos no se ría de los que sí tienen conocimientos. Ridiculizar a compañeros por sus conocimientos es indicativo de una sociedad enferma. Mala época vivimos si esto se ve con normalidad. Teniendo en cuenta que este tipo de comportamiento se está haciendo extrañamente popular, me temo que es lo que gusta a sus oyentes, así que soy pesimista.
Me vuelvo a Roma.
"Un Cupido de mármol, de Praxíteles (he aprendido los nombres de los artífices, como podéis comprender, al instruir las diligencias del proceso). El mismo artista, según creo, fue autor del Vupido que está en Tespias y por el que la gente visita aquel lugar, pues no hay en él otro motivo para hacerlo... Frente a ésta se encontraba un admirable Hércules de bronce, que decían obra de Mirón, creo yo... (consulta sus notas)..Sí, eso es... Llamaban Canéforas a estas estatuas, pero el autor, ¿quién era?, ¿quién decían que era? (Alguien se lo apunta) ¡Ah! Sí; dices bien; decían que era Policleto."
Sin embargo Cicerón sabía, y mucho, de arte. Traslademos esto a la actualidad. Ahora hay intelectuales que ,no sé si como pose o verdaderamente, se muestran completamente ignorantes en cuanto a materia deportiva. Ignorando una parte esencial de la cultura del siglo XX en adelante. Si bien es algo que ya parece ir remitiendo, al menos en el periodismo. Empieza a haber grandes columnistas políticos que también hacen opinión deportiva de muy alta calidad.
Sin embargo yo iba por otro lado. Hay una especie única en el periodismo patrio. Especie conformada por un solo individuo. La del periodista deportivo que pese a no tener ni idea de una gran cantidad de materias (entre ellas el arte) se las da de especialista en todas. Don Santiago Segurola.
Este buen hombre es capaz de pontificar sobre cualquier tema sin el más mínimo rubor y demostrando en cada ocasión que su ignorancia es tan enorme como su soberbia. Un día fue preguntado por La Vida De Brian y lo mejor que se le ocurrió decir sobre ella fue que se le cayó algo sobre la cabeza y no la vio. Brillante. En otra ocasión hizo una breve reseña radiofónica a una exposición antológica de Caravaggio. Imposible imaginar la sarta de simplezas que salieron por su boca.
Pero hay periodistas deportivos que ni siquiera saben de deporte, y no solo no saben de deporte sino que se burlan de los que sí saben. Se comportan como los alumnos populares de las películas americanas con respecto a los nerds. En ciertos programas radiofónicos no es extraño oir cosas como ésta: "Hala, se sabe el nombre del campeón de la Champions de Asia, ¡qué friky!" Y se ríen, encantados de su propia ignorancia. La mera idea de que haya medios donde se haga mofa de quien tiene conocimiento profundo de la materia que se da, me parece una vergüenza. Y de vergüenza es cómo consideran a sus oyentes si piensan que eso les gusta.
Para eso prefiero a alguien como Cicerón, que aunque disimule y diga no saber de arte (o deporte), al menos no se ría de los que sí tienen conocimientos. Ridiculizar a compañeros por sus conocimientos es indicativo de una sociedad enferma. Mala época vivimos si esto se ve con normalidad. Teniendo en cuenta que este tipo de comportamiento se está haciendo extrañamente popular, me temo que es lo que gusta a sus oyentes, así que soy pesimista.
Me vuelvo a Roma.
Enhorabuena Francis, un placer leerte. Me gustó mucho también la entrada sobre el manierismo. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, amigo. Un abrazo enorme.
ResponderEliminarajajaja que pringao
ResponderEliminar