Hace unos días ha fallecido el gran Umberto Eco. Una de sus tesis, en los 60, se trataba grosso modo de una clasificación de la gente a la hora de su opinión con respecto a las artes y los medios de producción masiva.
Los dividía en apocalípticos e integrados. Los apocalípticos serían aquellos que tratan como kitcsch todo aquella obra que no se disfruta en su lugar y momento originales. Es decir, la única manera de disfrutar en plenitud una ópera es en un teatro y no a través de la TV, aborreciendo todo el arte difundido por los medios de masas.
Al contrario, los integrados estarían de acuerdo con esta propagación del arte por estos medios para que pueda ser conocido y disfrutado por una mayor cantidad de gente. Estarían de acuerdo con la democratización del arte y la cultura.
Pensando en esta tesis me ha venido a la cabeza una diferenciación entre deportes. Por un lado los que han ido a la cabeza en la informatización de sus datos y sus métodos, y por otro los que se han quedado anclados ante la revolución tecnológica.
A la cabeza de los primeros está el Football (fútbol americano). Desde hace muchos años están conectados los entrenadores con el QB por micrófono. Se revisan las jugadas por vídeo y las muestran en los banquillos a los jugadores. Fueron pioneros en esto. El baloncesto también ha ido muy adelantado en la gestión estadística de los datos. A este tipo de estudios el fútbol o el rugby llegaron con cierto retraso.
Donde hay aún una gran diferencia en cuanto al uso de las nuevas tecnologías es el arbitraje. En el fútbol americano o el rugby el árbitro se dirige a la grada y a los telespectadores para explicar cada decisión que se toma, y se utiliza el vídeo para clarificar cualquier jugada que pueda resultar polémica. En el tenis no creo que nadie ponga ningún pero a la utilización del Ojo de Halcón.
Sin embargo, en el fútbol no sólo se impide la utilización de tecnología a los árbitros, sino que se crea la figura del juez de área (que alguien me diga una sola decisión de éstos en algún partido) perfectamente prescindible y sustituible por una cámara.
Algunos ponen como excusa que la polémica es una parte importante del juego. En los demás deportes sigue habiendo polémica, pero se refiere más al acierto o error de los equipos que al de los árbitros. Tenemos intentar que los árbitros tengan los menos errores posibles y la mejor forma es dándoles el mayor número de herramientas. Es un juez y el juez tiene que ser perfecto, en lo posible.
Les pongo un ejemplo claro de cómo no se usa el vídeo cuando se podría haber usado.
¿Qué es mejor, que las reglas y los arbitrajes sean lo más justos posibles o llenar periódicos y programas de televisión con el error de un árbitro en vez con el acierto de un delantero?
Yo lo tengo claro. Si los equipos encuentran ayuda en la tecnología, demos esa ayuda también a los árbitros. Veo el apocalipsis del fútbol más cerca si no usamos el vídeo que haciéndolo.
Un saludo.
Los dividía en apocalípticos e integrados. Los apocalípticos serían aquellos que tratan como kitcsch todo aquella obra que no se disfruta en su lugar y momento originales. Es decir, la única manera de disfrutar en plenitud una ópera es en un teatro y no a través de la TV, aborreciendo todo el arte difundido por los medios de masas.
Al contrario, los integrados estarían de acuerdo con esta propagación del arte por estos medios para que pueda ser conocido y disfrutado por una mayor cantidad de gente. Estarían de acuerdo con la democratización del arte y la cultura.
Pensando en esta tesis me ha venido a la cabeza una diferenciación entre deportes. Por un lado los que han ido a la cabeza en la informatización de sus datos y sus métodos, y por otro los que se han quedado anclados ante la revolución tecnológica.
A la cabeza de los primeros está el Football (fútbol americano). Desde hace muchos años están conectados los entrenadores con el QB por micrófono. Se revisan las jugadas por vídeo y las muestran en los banquillos a los jugadores. Fueron pioneros en esto. El baloncesto también ha ido muy adelantado en la gestión estadística de los datos. A este tipo de estudios el fútbol o el rugby llegaron con cierto retraso.
Donde hay aún una gran diferencia en cuanto al uso de las nuevas tecnologías es el arbitraje. En el fútbol americano o el rugby el árbitro se dirige a la grada y a los telespectadores para explicar cada decisión que se toma, y se utiliza el vídeo para clarificar cualquier jugada que pueda resultar polémica. En el tenis no creo que nadie ponga ningún pero a la utilización del Ojo de Halcón.
Sin embargo, en el fútbol no sólo se impide la utilización de tecnología a los árbitros, sino que se crea la figura del juez de área (que alguien me diga una sola decisión de éstos en algún partido) perfectamente prescindible y sustituible por una cámara.
Algunos ponen como excusa que la polémica es una parte importante del juego. En los demás deportes sigue habiendo polémica, pero se refiere más al acierto o error de los equipos que al de los árbitros. Tenemos intentar que los árbitros tengan los menos errores posibles y la mejor forma es dándoles el mayor número de herramientas. Es un juez y el juez tiene que ser perfecto, en lo posible.
Les pongo un ejemplo claro de cómo no se usa el vídeo cuando se podría haber usado.
¿Qué es mejor, que las reglas y los arbitrajes sean lo más justos posibles o llenar periódicos y programas de televisión con el error de un árbitro en vez con el acierto de un delantero?
Yo lo tengo claro. Si los equipos encuentran ayuda en la tecnología, demos esa ayuda también a los árbitros. Veo el apocalipsis del fútbol más cerca si no usamos el vídeo que haciéndolo.
Un saludo.
Ya lo dijo Joao Havelange; de un penalti injusto se habla toda la semana, eso nos interesa más que una buena jugada.
ResponderEliminarYa lo dijo Joao Havelange; de un penalti injusto se habla toda la semana, eso nos interesa más que una buena jugada.
ResponderEliminarEs que eso es una vergüenza para el deporte. Se convierte en Sálvame. Lo que enlaza con mi tema pendiente contigo. No sé cómo enfocar una entrada para Roberto Gómez. :-)
EliminarSin prisas. Ya sabes, es un crack.
ResponderEliminar