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TODO SE HA ACABADO, PERO ESTÁ TODO TODAVÍA AQUÍ

Tras la histórica victoria de España en la Euro de Gondomar, he leído bastantes crónicas, entre ellas la mía propia en La Pelota no se Mancha, análisis y entrevistas varias en medios nacionales. Y he echado de menos un acercamiento más emotivo, quizás por falta del medio indicado o de la oportunidad. Pues lo he encontrado en la web italiana www.anygivensunday.it publicación ejemplar que hace un gran trabajo por el fútbol sala femenino no solo italiano sino también internacional. He traducido íntegro el artículo para hacer más comprensible y asequible a la emoción de los no italianoparlantes. Aquí paso a la transcripción del texto de Silvia junto a las ilustraciones que lo acompañan originalmente, gócenlo.

Por Silvia Vinditti.
2 Oki y 4 medios de transporte después, para un total de 2500 kilometros desde la celebración de España, reina del Europeo,  estoy en casa. No finalmente. Tan solo en casa. Lejos de la piedra angular que ha sido la edición de Gondomar  y lejos también, un mes, de la Final Eight. En algunos días seré feliz de haber regresado, pero hoy no: habría vuelto gustosamente al Ponte Luiz I  y a la Avenida Diogo Leite, estando extrañamente atenta a los horarios porque de llegar tarde al Pavilhao Multiusos ni hablamos. Y en cambio nada. Hoy España se dará cuenta de que es la selección campeona de Europa y yo me daré cuenta de que todo ha terminado. Saudade.
Pero mi síndrome de acumuladora en serie me ha permitido regresar con el acostumbrado y pesadísimo equipaje que si Ryan Air supiera, habría carteles pidiendo precio por mi cabeza en los tornos de todos los mostradores de la compañía. La camiseta-talismán de Amparo que conservo del 4 Naciones está controlada junto al habitual desodorante de marca blanca, el resto pasa sin problemas y sale conmigo en esta noche fantástica a la que le cuesta hacerse de día. Será porque el despertador suena a las 4,30 y apenas he cerrado los ojos, repasando los highlights de la final que ha sido el evento más visto del canal televisivo RTP. 2 millones de personas, 650.000 personas de media.
En el Pavilhao somos 2.800, el máximo permitido. Todos sabemos que no será una velada como las demás y todo lo dice: la organización frenética de los dirigentes UEFA,  la presencia de Ricardinho O Magico en las gradas. La tensión en el rostro de las jugadoras que entran in el campo sabiendo que es ahora, o quizás no sucederá nunca más. Los cambios durante el Europeo se suceden a la velocidad de la luz: tienes un minuto y medio, a veces dos, para hacerlo lo mejor que puedas, y Mayte Mateo imparte una lección de optimización del tiempo firmando un 1-0 de rapiña a pocos segundos de su ingreso. Debo aún preguntar a su madre, Toñi González, si al final consiguió una entrada. Si ha sido así, habrá gozado en vivo la alegría de ver a su hija romper el hielo en los 40 minutos más importante de todos, regalo anticipado por sus 25 años cumplidos en la medianoche.
Ya ésta podría ser una historia dentro de la  historia: nos habla de princesas por apenas una noche y carrozas que se transforman en calabazas. Deberían contarnos más a menudo, tal vez, algo sobre esas jugadoras que luchan cada día para construir un sueño que a su despertar estará todavía ahí, incluso más precioso que la noche anterior. Y podría ser de verdad la protagonista de un cuento, Anita Lujan, con sus ojos azules y su rubísimo cabello: en lugar de zapatos de cristal, sin embargo, lleva sus deportivas de sala que apenas tocan el parquet de tan veloces que van. De una de sus incursiones nace el doblete, aquel que en la jerga definimos como "gol de seguridad".
“Qué quieres que haya escrito sobre una final por el título europeo tras cinco minutos?”, me pregunto. Y me equivoco.  Carla Vanessa prueba a invertir la suerte, también Jenny se entrega del todo pero tras un poco vuelve a sentarse en el banquillo con mirada preocupada. Cuando también Ana Catarina, mejor portera del mundo, comete una imprecisión en el tercer gol, de Ame Romero, empiezo a entender que quizás esta vez el destino esta presentando la cuenta por anticipado. No lo quiere creer el público, en su mayor parte rojiverde: están todos de pie y piden a gritos una remontada que sin embargo no llegará nunca.
“El sueño cumplido” es en cambio el de España, que cierra la cuenta con Vane Sotelo, MVP y primera goleadora de la competición y ahora solo espera poder alzar al cielo la Copa llevada a la pista por la observadora UEFA (y seleccionadora de la Selección italiana) Francesca Salvatore.
Antes, sin embargo, honor a las vencidas: “pasillo” para Ucrania cuarta clasificada y para Rusia con la medalla de bronce al cuello, la última que pasa entre las camisetas españolas es Ana Azevedo, capitana lusitana, con los hombros hundidos y la mirada baja. La derrota que le quema en los ojos es la de la rendición. Pero el deporte está hecho también de jornadas com esta (“Un día todo este dolor te será útil”, cit.).
Cuando sobre el led luminoso aparece la palabra Winners, el palco se convierte en todo Español. Ahora no es solo Ampi quien salta, sino también la seleccionadora Claudia Pons es lanzada al aire por todas sus jugadoras. Apareció una mujer, en la guía de grandisimas mujeres“No somos un a selección, somos un equipo". La numero 7 a nuestros microfonos no crea un misterio del secreto de las Furias Rojas, que ahora está claro para 2 millones de personas. “Somos la leche” – dice entre lágrimas Anita Lujan, que pide la ayuda de personas dispuestas a apostar por un movimiento que no tiene nada más que demostrar: es un espectáculo a todos los efectos, con respuestas que a veces superan la del masculino. Solo quien no quiere ver podrá todavía ignorar.
Y me gusta pensar que haya sido una verdadera y propia fiesta de las mujeres: desde la seleccionadora Pons, alzada en la cima de Europa batiendo a la competencia de sus colegas, a las árbitras – desde la italiana Chiara Perona a Gelareh Nazemi, primera mujer Iraní en haber dirigido una competición UEFA  – hasta todas las protagonistas de esta edición cero.
La historia comienza con Spagna y con una inmensa Amparo que  no se ha olvidado de llevar a la cima de Europa también un pedacito de Italia.
Escribo esta parte  en el autobús que mi devuelve a casa: todo se ha acabado, pero está todo todavía aquí.
“Mi sueño termina tarde
deja el alma en el despertar.
A lo lejos todavía arde
la barca de la fantasía
y mi sueño termina tarde
despertarme es  eso que no querría”.


Enlace al artículo original de www.anygivensunday.it

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