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PARECER GRANDE ES MUY IMPORTANTE, CASI TANTO COMO SERLO

No solo es importante ser dominante, sino que lo parezca. Lo sabían los gobernantes desde tiempos remotos. La representación de reyes y gobernantes siempre fue importantísimo para el control y sometimiento político de sus reinos. Hay ejemplos casi tópicos como el de Ramses II o Asurbanipal.










Del que tenemos claro que lo hizo fue Alejandro, que se llevó consigo para perpetuar su imagen al mejor escultor, Lisipo y el mejor pintor, Apeles. Y esa imagen se impuso en todo el imperio macedónico.










Augusto llegó más allá. No solo se rodea de los mejores artistas, sino que establece todo un programa iconográfico para no sólo perpetuar su imagen como emperador sino como ideal del emperador desde ese momento. Esa imagen del Augusto de Prima Porta y la construcción del Ara Pacis.











Para saber más sobre ese proceso en el imperio de Augusto este libro es esencial.


Para un acercamiento bastante más liviano mi siguiente hilo de twitter.

https://twitter.com/bipancho/status/1108455277509132288?s=20

No solo con la imagen que se proyecta del emperador, incluso todo lo que lo rodea. También el palacio que lo representa y que lo personifica. La imagen de Felipe II es inseparable de El Escorial o la de Luis XIV de Versalles.











A veces una leyenda nos da un ejemplo más claro que los hechos reales. La famosa anécdota de El Cid ganando una batalla después de muerto nos puede acercar a esa mezcla de temor y admiración que se tiene a una de estas figuras que en el imaginario se acerca a la condición de divino.

Esa es una idea que ronda siempre en el mundo del deporte. ¿Qué mejor manera hay de empezar un partido que con el rival acobardado por la sola presencia del otro contendiente?

Para conseguir ese tipo de ventajas hay muchas maneras de actuar. Larry Bird fue uno de los maestros del llamado "trash talking". Esto es menospreciar y distraer al rival durante el juego con conversaciones y comentarios. El alero de los Celtics se presentó al primer concurso de triples con un lacónico "¿Quién de vosotros va a quedar segundo?". Además de eso iba vestido con el traje de All Star que iba a usar al día siguiente en el partido de las estrellas para poner en claro que era superior a los demás. En la final incluso se permitió el lujo de lanzar con la chaqueta de calentamiento puesta.





Ganó. Levantando el dedo como número uno antes de que entrase el tiro que le daba el título.

Uno de los más reconocidos trash talkers era el jugador de los Pacers Reggie Miller. Una vez le preguntaron qué jugador le había desesperado más a la hora de jugar contra él. Respondió que Drazen Petrovic, que era capaz de enfadar a cualquiera en siete idiomas. Petrovic en Europa no solo desesperaba con ese trash talk sino con su estilo de juego rayano en el desprecio al rival en sus tiempos de la Zibona sobre todo.


El que más pudo poner este dominio de imagen en la NBA fue Michael Jordan, desde el primer momento y ya en su etapa de rookie se vio claro que no era como los demás. Su contrato con Nike, sus anuncios, supo dar un paso adelante hacia el nuevo mundo multimedia.


Su imagen se fue agrandando hasta eclipsar todo lo demás como se ha visto en la serie documental The Last Dance. Llegó a tal ese peso de la imagen que no se le guardaba el mismo respeto en su vuelta al cambiarse de número. "El Jordan del 45 no es el mismo que el Jordan del 23" se comentó. Volvió a usar el 23 y ganó tres campeonatos más.










En una charla con entrenadores de fútbol sala sobre porteros la característica que todos ellos dijeron como definitiva para fichar a un portero no era que parara mucho, sino que diera la impresión de que iba a parar mucho. Que dominara.


En ese sentido ha habido un ejemplo, un paradigma. Luis Amado ha sido considerado el mejor portero de fútbol sala y llegó a tal nivel de control sobre el contrario que en Brasil le apodaron la pared, ya que los jugadores de la verde amarelha se veían incapaces de batir al portero madrileño.


Sin embargo, todo este texto que pudiera parecer un elogio a la imagen o a la impresión no es más que la confirmación de que esa imagen no es más que el reflejo de una idea que llega a los rivales debido a las actuaciones previas. La imagen sin nada de fondo no sirve, se queda en una anécdota. Pero demostrar dominio con la imagen o el comportamiento no solo es valorado sino temido y respetado por los rivales. Es decir, Rodman no es relevante por su aspecto sino por su capacidad para rebotear y dominar en defensa. En caso contrario sería solo una anécdota, una nota de color.

Gracias.


















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