No es que me haya vuelto loco o que tenga sobredosis de documentales del Canal Historia. Los veo alguna vez y siempre que encuentran algo "inexplicable" lo resuelven con que es gracias a contactos con los extraterrestres o que han viajado en el tiempo.
Donatello y Marcelo tienen cosas difíciles de explicar, como si estuvieran fuera de su tiempo.
Primer caso, Donatello. Se llamaba Donato di Niccoló di Betto Bardi, nació en 1386 en el seno de una muy humilde familia toscana. Pese a ello consiguió entrar a formar parte del taller de Ghiberti.
De carácter rudo, ni siquiera se vio en la obligación de dejar nada escrito ya que debido a su formación no era hábil con las letras, sin embargo fue un artista excepcional. En su juventud siguió, como no podía ser de otra manera el estilo de su maestro, el gótico internacional, que era el que se llevaba a cabo en los primeros años del siglo XV en Florencia.
Ahora bien, pronto se hizo amigo de un arquitecto brillante y algo peculiar de nombre Filipo Brunelleschi y un jovencito chalado que había decidido cambiar la pintura para el resto de los tiempos de nombre Tomaso, apodado Masaccio. En compañía de este par, no tuvo más remedio que poner todo su empeño en hacer lo mismo con la escultura. Y a ello fue. Cambió las formas elegantes pero irreales del gótico internacional para encontrar la manera más realista, estable y de ascendencia clásica que a partir de ese momento caracterizaría a la escultura del Quattrocento. Mientras que adoptó los descubrimientos sobre la perspectiva de Masaccio, Brunelleschi o Uccello para realizar sus grabados.
Si solo hubiera sido por eso ya su carrera hubiera sido excepcional, pero no se quedó ahí. Ahora viene lo aún más extraordinario de su obra.
Si ya en sus años de madurez nos había adelantado el barroco con trampantojos y escenas de movimiento impensables en su tiempo, en su vejez iba a ir más allá.
En sus últimos años de vida, y estoy hablando de un caballero que vivió 80 años justos, fue cuando hizo un arte más moderno y contracorriente. Hizo obras que por su estilo podrían fecharse a principios del siglo XX. Echen un vistazo.
Están fechadas entre 1454 y 1459, cuando el escultor tenía más de 65 años. Obras de un estilo antecedente claro del expresionismo, que apenas volveríamos a ver en 350 años, hasta Goya. ¿Es eso un expediente X o no?
Pues precisamente ahora tenemos en nuestro fútbol un caso igual. Aquí está Marcelo, el lateral venido del futuro.
Marcelo vino al Madrid muy joven, se veía en él el esperado relevo a Roberto Carlos en el que tantas veces había fallado el Madrid. Lo que nadie podía prever entonces es que el nuevo y eléctrico lateral zurdo del Real Madrid era algo más.
Las faltas de atención defensivas de sus primeros años hacen que Juande Ramos le reubique como volante, con bastante buen rendimiento. También Roberto Carlos había jugado de volante en el Inter, pero ese no era su lugar, tampoco era el sitio de Marcelo. Como Donatello, Marcelo jugaba al estilo de su maestro, como un lateral largo que llegaba al fondo y ponía el centro. Pero nuestro muchacho de pelo ingobernable tenía su propio estilo. Una capacidad para el desborde y el regate enormes, pero sobre todo, ahí está la diferencia, una gran calidad con las dos piernas y una sangre fría dentro del área digna del mejor delantero.
En la liga 2011-12, Marcelo dio el salto a la madurez, consiguió corregir sus errores tácticos en defensa y dejó boquiabierto al mundo. Al igual que Donatello nos enseñó como iba a ser la escultura de 400 años después de su tiempo, Marcelo nos muestra ahora cómo serán los laterales del futuro.
Congratulémonos de contar con él en el Real Madrid y disfrutemos de sus incansables idas y venidas, de sus regates hacia adentro en busca de la portería contraria, de sus chuts a gol con ambas piernas, de sus recortes, ruletas, pases y paredes. Y cómo no, de sus recuperaciones y cortes en defensa, que para eso es lateral.
Gracias por estos 10 años y por todos los que vengan detrás.
Un saludo.
Donatello y Marcelo tienen cosas difíciles de explicar, como si estuvieran fuera de su tiempo.
Primer caso, Donatello. Se llamaba Donato di Niccoló di Betto Bardi, nació en 1386 en el seno de una muy humilde familia toscana. Pese a ello consiguió entrar a formar parte del taller de Ghiberti.
De carácter rudo, ni siquiera se vio en la obligación de dejar nada escrito ya que debido a su formación no era hábil con las letras, sin embargo fue un artista excepcional. En su juventud siguió, como no podía ser de otra manera el estilo de su maestro, el gótico internacional, que era el que se llevaba a cabo en los primeros años del siglo XV en Florencia.
Ahora bien, pronto se hizo amigo de un arquitecto brillante y algo peculiar de nombre Filipo Brunelleschi y un jovencito chalado que había decidido cambiar la pintura para el resto de los tiempos de nombre Tomaso, apodado Masaccio. En compañía de este par, no tuvo más remedio que poner todo su empeño en hacer lo mismo con la escultura. Y a ello fue. Cambió las formas elegantes pero irreales del gótico internacional para encontrar la manera más realista, estable y de ascendencia clásica que a partir de ese momento caracterizaría a la escultura del Quattrocento. Mientras que adoptó los descubrimientos sobre la perspectiva de Masaccio, Brunelleschi o Uccello para realizar sus grabados.
Si solo hubiera sido por eso ya su carrera hubiera sido excepcional, pero no se quedó ahí. Ahora viene lo aún más extraordinario de su obra.
Si ya en sus años de madurez nos había adelantado el barroco con trampantojos y escenas de movimiento impensables en su tiempo, en su vejez iba a ir más allá.
Están fechadas entre 1454 y 1459, cuando el escultor tenía más de 65 años. Obras de un estilo antecedente claro del expresionismo, que apenas volveríamos a ver en 350 años, hasta Goya. ¿Es eso un expediente X o no?
Pues precisamente ahora tenemos en nuestro fútbol un caso igual. Aquí está Marcelo, el lateral venido del futuro.
Marcelo vino al Madrid muy joven, se veía en él el esperado relevo a Roberto Carlos en el que tantas veces había fallado el Madrid. Lo que nadie podía prever entonces es que el nuevo y eléctrico lateral zurdo del Real Madrid era algo más.
Las faltas de atención defensivas de sus primeros años hacen que Juande Ramos le reubique como volante, con bastante buen rendimiento. También Roberto Carlos había jugado de volante en el Inter, pero ese no era su lugar, tampoco era el sitio de Marcelo. Como Donatello, Marcelo jugaba al estilo de su maestro, como un lateral largo que llegaba al fondo y ponía el centro. Pero nuestro muchacho de pelo ingobernable tenía su propio estilo. Una capacidad para el desborde y el regate enormes, pero sobre todo, ahí está la diferencia, una gran calidad con las dos piernas y una sangre fría dentro del área digna del mejor delantero.
En la liga 2011-12, Marcelo dio el salto a la madurez, consiguió corregir sus errores tácticos en defensa y dejó boquiabierto al mundo. Al igual que Donatello nos enseñó como iba a ser la escultura de 400 años después de su tiempo, Marcelo nos muestra ahora cómo serán los laterales del futuro.
Congratulémonos de contar con él en el Real Madrid y disfrutemos de sus incansables idas y venidas, de sus regates hacia adentro en busca de la portería contraria, de sus chuts a gol con ambas piernas, de sus recortes, ruletas, pases y paredes. Y cómo no, de sus recuperaciones y cortes en defensa, que para eso es lateral.
Gracias por estos 10 años y por todos los que vengan detrás.
Un saludo.
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